Barbarita Guaimarán era una bella, feliz y salvaje mujer quien creció a orillas del gran río. Su padre poseía un viejo barco que transportaba mercancía a los pueblos mineros de la rivera y por esta razón, se acostumbró a los tratos bruscos de los hombres. Sin embargo, Asdrúbal, un joven educado y aventurero que llega a trabajar al servicio de su padre, es el único que logra robarse su corazón.
El flechazo fue inmediato pues con un sólo piropo logró conquistar el corazón de la esquiva Barbarita, causando odio entre los hombres del barco, quienes una noche se amotinaron matando al viejo capitán, a Asdrúbal, y violaron brutalmente a la mujer. Desde ese día ella no volvió a ser la misma.
Los indios la encontraron y la salvaron del ataque, y junto a ellos, con el tiempo, aprendió a hacer conjuros y brujerías en las que cree firmemente. Pasados los años, Bárbara conoció y sedujo al rico hacendado Lorenzo Barquero, y según dicen las malas lenguas, lo embrujó hasta terminar quedándose con la hacienda ‘La Barquereña’ y que se acabó conociendo como ‘El Miedo’. Desde ese entonces la llaman "Doña Bárbara", una mujer indomable, terrible y legendaria cuyo único objetivo es ser la dueña del llano.
Santos Luzardo es un guapísimo y brillante abogado de origen llanero, que llega a su tierra con el firme objetivo de vender la hacienda ‘Altamira’, y así poder irse a vivir a Francia con su futura esposa, la bella y frívola Luisana Requena. Con lo que nunca contó es que su propiedad, el único patrimonio que le ha dejado su familia, está casi destruida y ruinosa gracias a los robos de ganado, de tierras y de que el actual caporal de la hacienda, el rudo Balbino Paiva, es el amante de la popular y temible Doña Bárbara.
Bárbara, por su parte, vio llegar al "vecino" desde las barrancas del río y encantada de su apostura, prohíbe a sus secuaces que le hagan daño para tomar la decisión de conquistarlo, como lo hiciera años atrás con su primo Lorenzo Barquero. Lorenzo ahora vive en condiciones muy precarias con la joven Marisela, la hija abandonada de Bárbara, a quien Santos conoce y se conmueve por la visión de una salvajita sucia, desgreñada y huraña.
Santos descubre las malas intenciones que Mr. Guillermo Danger tiene con Marisela, un extraño personaje de origen norteamericano, que llegó a los llanos como cazador y se estableció bajo la protección de su aliada Doña Bárbara. Para defenderla, él muda a los Barquero para ‘Altamira’ y comienza una labor civilizadora con su propia prima, hasta lograr que Marisela florezca de amor mientras aprende a leer y a escribir.
Por su parte, Santos enterado de las tropelías de Bárbara y sus cómplices, le reclama por unas reses que desaparecieron de sus tierras. Ella lo desestima en su intento de enfrentarla pero se intriga por este hombre que no cede ante su abierto juego de seducción. Tiempo después, Bárbara se entera de las intenciones de Santos de vender la hacienda a un vecino y, al hacerle una oferta para apoderarse de ella, se encuentra con que su odiada hija está viviendo en la casa del hombre que ama. Ese hecho desencadena una guerra de celos de Bárbara con su propia hija, dándose cuenta de que Santos ya no es un capricho para ella sino se ha convertido en su único y verdadero amor.
001
002
003
004
005
006
007
008
009
010
011
012
013
014
015
016
017
018
019
020
021
022
023
024
025
026
027
028
029
030
031
032
033
034
035
036
037
038
039
040
041
042
043
044
045
046
047
048
049
050
051
052
053
054
055
056
057
058
059
060
061
062
063
064
065
066
067
068
069
070
071
072
073
074
075
076
077
078
079
080
081
082
083
084
085
086
087
088
089
090
091
092
093
094
095
096
097
098
099
100
101
102
103
104
105
106
107
108
109
110
111
112
113
114
115
116
117
118
119
120
121
122
123
124
125
126
127
128
129
130
131
132
133
134
135
136
137
138
139
140
141
142
143
144
145
146
147
148
149
150
151
152
153
154
155
156
157
158
159
160
161
162
163
164
165
166
167
168
169
170
171
172
173
174
175
176
177
178
179
180
181
182
183
184
185
186
187
188
189
190
191
192
0 comentarios :
Publicar un comentario
Tu comentario será publicado a la brevedad