Fernando Balbontín (Francisco Reyes) regresa a Isla de Pascua después de 15 años de haber huido por ser culpado de un delito que no cometió, de haber sido dado por muerto por todos y por consiguientes haber perdido a su mujer, Josefa (Claudia di Girólamo) quién se quedó con su peor enemigo: Luciano Cox (Alfredo Castro).
Fernando vuelve para vengarse de Josefa y Luciano, y tratar de recuperar a sus hijos. Para desenmascararlos, Fernando regresa haciéndose pasar por un moribundo que se encuentra en una burbuja, asistido por un famoso doctor, Arístides Concha (quien no es más que él mismo). Posteriormente aparece el personaje de Antoine Dumont, otro de los múltiples personajes que él mismo personifica para llevar a cabo la venganza.
Otro de las romances protagónicos es el formado por el hijo mayor de Fernando, Cristián Balbontín (Álvaro Morales) y la bella pascuense Vaitea Ahoa (Alejandra Fosalba), quienes se comprometen en una espectacular ceremonia de danza, canto y fuego. Cristián, es el buzo estrella de la isla y ha crecido adoptando todas las formas y culturas pascuenses, al punto que se ha transformado en un isleño, haciéndose llamar Iriti. Él vive en una cueva ubicada sobre los roqueríos de la lejana playa de Ovahe, un lugar paradisíaco, al que llegó después de abandonar la casa de su madre Josefa, cuando ésta se casó con Luciano.
En la isla conviven diversos personajes, como es el caso del Delegado del Ministro don Gregorio Peñailillo (Eduardo Barril). Tras años de habituales viajes a la isla ha formado una familia con la enigmática y esotérica artesana Dolores Miru (Carmen Disa Gutiérrez), con quien tiene una hija de 17 años, Tahía (Tamara Acosta). Pero lo que en Rapa Nui nadie sabe es que Gregorio Peñailillo no es el soltero que dijo ser, sino un hombre casado con la arribista Virginia Sáenz (Delfina Guzmán), con la que tiene una hija, también de 17 años, Susanita (Francisca Imboden).
El recién titulado doctor Andrés Maturana (Pablo Schwartz), vive en la pensión de Mike Ahoa (Sergio Hernández). El llegó a la isla lleno de idealismo y entusiasmo, enviado por el Servicio País. Pero no contaba con la resistencia que su juventud y cara de niño traería entre la comunidad.
La historia estaba llena de amor, intriga y aventuras. Los mágicos paisajes de Isla de Pascua permitieron que su historia pudiera tener algunas características extras como la historia y el lenguaje.
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